Estresores en la vida consagrada

El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y conductual que desarrollamos para afrontar y adaptarnos a las diversas demandas o situaciones que nos vamos encontrando en el día a día. Cuando no somos capaces de hacer frente de una manera adecuada a las demandas con las que nos encontramos, tanto en la forma como en el tiempo, podemos empezar a sufrir un deterioro en nuestra calidad de vida. Por tanto, una adecuada gestión del estrés empieza necesariamente por conocer e identificar nuestras fuentes de estrés.

Los estímulos, condiciones o tipos de situaciones que generan estrés se denominan estresores. En general, las situaciones estresantes son aquellas que demandan al individuo que ponga en marcha alguna actividad para la que no está preparado o para la que no tiene recursos.

Sin embargo la clave de estresarnos no está tanto en el estresor en sí, sino en cómo lo percibimos; es decir, nuestra percepción tanto del estímulo ante el que nos encontramos como de los recursos de los que disponemos para hacerle frente, son determinantes para que nuestro estrés se dispare o mantengamos la calma.

Normalmente cuando hablamos de situaciones estresantes solemos referirnos a aquellas con connotaciones negativas, pero no hay que olvidar que existen momentos o demandas del medio que tienen un carácter positivo que pueden estresarnos igualmente. Ejemplos son la preparación de una boda, de un viaje o el ingreso en una orden religiosa. En este último el cambio de vida, la novedad de la situación, el apoyo familiar o la falta de él, son características que influyen en el nivel de estrés, así como la incertidumbre acerca de lo que puede suceder en la nueva etapa que se va a comenzar.

El aspirante empieza con grandísima ilusión y esto le ayuda a enfrentar los escollos que va encontrando en su adaptación. En el día a día se presentan sucesos estresantes de distinto nivel de intensidad. Los estresores de menor intensidad se caracterizan por su alta frecuencia. Son estresores menores no muy intensos pero muy repetitivos. Debido a ello, suelen tener efectos muy negativos a nivel psicológico y fisiológico. Pueden ser  dificultades en el aprendizaje del nuevo estilo de vida, conflictos interpersonales con los hermanos de comunidad, con los superiores, toma de decisiones en el trabajo, falta de reconocimiento de los demás ante sus esfuerzos, dificultades de comunicación, problemas de salud, etc.

En la vida religiosa estas situaciones se manejan con una filosofía basada en la práctica de la oración, de la ascesis, de la virtud. El esfuerzo propio, la ayuda y las enseñanzas del formador, el ejemplo y el apoyo de los hermanos que llevan tiempo viviendo en la comunidad, confluyen para la buena gestión y la superación de estas circunstancias que generan estrés.

Existen además sucesos vitales intensos y extraordinarios, son menos frecuentes en nuestra vida. Se caracterizan por ser situaciones estresantes de gran intensidad y no mucha duración. Estos sucesos producen situaciones de estrés que se dan como resultado de la aparición de cambios importantes en la vida de las personas. Son puntuales y exigen a nuestro organismo un trabajo de adaptación muy intenso que conlleva importantes respuestas de estrés. Son hechos tan traumáticos como perder a una persona querida, una enfermedad terminal, sufrir un accidente de coche trágico, un divorcio, un proceso de secularización,  una violación, una catástrofe natural, etc. 

Por último podemos hablar de situaciones de tensión crónica mantenida. Suelen ser episodios prolongados de nuestra vida que se ven mantenidos por la presencia de una situación estresante duradera. Esta complicada combinación de intensidad y duración elevadas hace que sus efectos sean devastadores para la salud. Por un lado, son estresores de una elevada intensidad, similares a los acontecimientos vitales, y por otro su presencia es repetida y duradera, asimilándose en este aspecto a los sucesos diarios estresantes. Los ejemplos más representativos de este tipo de estresores pueden ser sufrir malos tratos, cuidar de una persona con dependencia, estar en situación de desempleo durante meses y sin expectativas de mejora, estar quemado en el trabajo, etc.

Las personas consagradas se ven presionadas en muchas ocasiones para llevar del mismo modo los estresores de menor intensidad, como los sucesos vitales intensos y extraordinarios, y las situaciones de tensión crónica mantenida. Cualquier manifestación de estrés se considera falta de virtud y por tanto el consagrado se ve obligado a reprimirla, generando aún más estrés. Además, no se le ofrecen las herramientas adecuadas para gestionarlo. Todo se reduce a aumentar la calidad y el tiempo de la oración, y a trabajar más en la adquisición de la virtud.

A esto se añade, que la persona consagrada no siempre se ve escuchada, creída y comprendida cuando el estrés es consecuencia de un estilo de vida inadecuado, maltrato psicológico, acoso moral, abusos de conciencia, abuso espiritual y/o abusos de poder; y se ve sometida a estresores tales como falta de intimidad, falta de alimentación adecuada o deseable, condiciones de vida y alojamiento inapropiadas, muchas horas de trabajo, horarios impredecibles, cambio de planes de trabajo, higiene deplorable forzosa, descanso inadecuado, pocas horas de sueño, problemas con los superiores, comunicación con el mundo exterior controlada por sus superiores, condiciones climáticas de calor extremo o frío extremo, ser objeto de tocamientos sexuales indeseados, ser objeto de comentarios verbales no deseados de naturaleza sexual, ser objeto de acoso sexual por parte de un superior o un igual, ser objeto de amenazas directas e indirectas, verse obligada a obedecer órdenes que atentan contra su conciencia, verse presionada para guardar silencio ante injusticias de las que es testigo, serle negado socorro cuando padece una enfermedad, verse privada ilegítimamente de su libertad al ser encerrada en una celda por varios días. Situaciones en las que la persona no sabe qué hacer o en las que sobrepasan sus recursos.

El consagrado lucha soportando todo tipo de estresores durante un largo período de tiempo para ser fiel a su vocación, hasta que llega al límite. Una vez abandonada la vida religiosa es mirado con desconfianza y se piensa de él que no ha tenido fuerzas para resistir una vida austera, o que ha abandonado el camino de la virtud. Muy al contrario es alguien que ha afrontado muchas adversidades y de muchos de ellos se puede decir lo mismo que se dijo del Cid Campeador:

¡Qué buen vasallo si tuviese buen señor! 

 

Hortensia López Almán

 

Bibliografía consultada

Williams, M.B. y Poijula, S. Manual del tratamiento del TEPT. 

Bilbao, Desclée de Brouwer, 2023.

Alba Mar. Los estresores. Cómo identificar nuestras fuentes de estrés. Alba Mar psicología.

https://albamarpsicologia.com/estresores-como-identificarlos/

Bienestar emocional (2021, julio) Estresores. Emociones, salud y ciberpsicología.

https://www.bemocional.wh101.pucmm.edu.do/estres/estresores

 

Suscríbete a Nuestra NEWSLETTER