La noche oscura del alma

San Juan de la Cruz, junto con santa Teresa de Jesús, es considerado la cumbre de la mística experimental cristiana.  Ofrece una radical originalidad en el misticismo consistente en el concepto de noche oscura espiritual. Es un referente, guía y maestro, no solo para todo aquel que se consagra en la vida religiosa, sino también para todo aquel que quiere avanzar en el camino de unión con Dios.

Desde los inicios históricos de la vida eremítica, los buscadores de Dios renunciaban a los bienes y placeres mundanos sometiéndose a ayunos y otras asperezas, con el objeto de vaciar sus deseos del mundo y llenarlo de bienes más elevados. San Juan de la Cruz aclara que esta es solo la primera etapa, ya que tras ella viene la noche espiritual, en que el buscador, ya desapegado de los consuelos y placeres mundanos, perderá también el apoyo de su paz, de sus suavidades interiores, entrando en la más «espantable» noche a la que sí sigue la perfecta contemplación.

Los escritos donde explica el proceso que debe pasar el alma para llegar a la unión con Dios comenzó a redactarlos en aquella horrible cárcel de Toledo donde fue encerrado y maltratado por los carmelitas calzados en plena persecución a la obra reformadora de santa Teresa de Jesús.

«Aunque supo el mal tratamiento que había de venir sobre él, no se retiró ni escondió; antes con humildad, imitando a Cristo Ntro. Señor, como un cordero se dejó prender, sin hablar palabra»

Le introdujeron en la ciudad por la noche y con los ojos vendados, para que no supiera dónde se encontraba, y lo encerraron en una celda. Tuvo que asistir a un tribunal formado por el vicario general, el prior y varios frailes más, donde fue sentenciado por el vicario general como culpable de rebeldía y contumacia y condenado por él a permanecer en prisión indefinidamente. En esta cárcel pasó nueve meses en condiciones inhumanas: celda minúscula que había sido usada como retrete, con mal olor, poca luz y poca ventilación; su cama era una tabla en el suelo y dos mantas; comía mendrugos de pan y algunas sardinas; tuvo que soportar mucho frío durante el invierno y en verano un calor asfixiante; no le dieron ninguna muda de ropa los nueve meses que estuvo cautivo y terminó lleno de piojos; enfermó de disentería; estuvo todo el tiempo incomunicado.​ 

Viendo cómo se le iba acabando la vida, se determinó a escapar de la prisión. Durante varios días planeó su fuga, que completó con éxito.

En su fuga logró llevarse un cuaderno en el que había escrito algunas estrofas del Cántico espiritual, hasta el verso «Oh, ninfas de Judea», el poema que empieza diciendo «Qué bien se yo la fonte que mana y corre» y una versión rimada del salmo Super flumyna Babylonis. Más tarde en Granada escribió La Subida del Monte Carmelo y  La Noche Oscura.

En sus escritos describe cómo puede llegar el alma a la unión con Dios en cuanto se puede en esta vida. Es la culminación de la agonía existencial de todo cristiano que viva en profundidad, con sinceridad y consecuencia, su bautismo. Es el desarrollo de la gracia bautismal, culminando aquí tanto en una relativa reintegración original en cuanto el presente orden de la naturaleza y de la gracia hacen posible, como en un auténtico pregustar de la unión perfecta en la gloria. El argumento establece un esquema que después desarrolla: las tres vías de ejercicio espiritual por las cuales pasa el alma al estado de perfección, que son purgativa, iluminativa y unitiva. 

Notemos que san Juan de la Cruz no menciona en ningún momento que la purificación del alma y la unión con Dios se dé solo dentro de los muros de un edificio. Él se dirige al público en general. Ha sido el paso del tiempo el que ha creado una mentalidad encasilladora. 

Nadie consigue ver la situación de crisis del secularizado como una noche oscura espiritual. El secularizado ve su situación como un fracaso, y el que no lo es, lo ve como una infidelidad. Esto se debe a que estamos mentalizados en que solo dentro de los muros de un edificio llamado convento es donde puede alcanzar la unión con Dios todo aquel que es llamado a vivir con radicalidad su bautismo.

San Juan de la Cruz aceptó el encarcelamiento con humildad y mansedumbre, aún no sabía lo que estaba por venir. Y cuando vio que de allí no saldría con vida, cuando tocó fondo, tuvo el clic,  planeó su fuga durante varios días y logró su fin, continuando así con su vida de entrega a Dios en un lugar y unas condiciones favorables a ello. El autor de la noche oscura huyó de la noche oscura cuando esta llegó al límite. Luchó por sobrevivir. Más tarde, y a raíz de esta experiencia,  dejó en textos llenos de sabiduría, el camino que debe seguir el alma para alcanzar la cima de la unión con Dios. En ningún momento escribió para favorecer el maltrato. De igual modo, todos aquellos que deciden secularizarse o exclaustrarse luchan por sobrevivir. Se consagraron a Dios en una vida austera con sencillez, y cuando hace su aparición algún grave problema la sociedad no les permite, y ellos a sí mismos tampoco se permiten, cambiar el lugar físico donde viven considerando esto una infidelidad, y es curioso que se pone como ejemplo  a san Juan de la Cruz, místico de la noche oscura, alegando: «El aguantó todo». ¿No saben que huyó de la cárcel que le oprimía? Él ingresó en la vida religiosa para servir a Dios y a los demás en condiciones apropiadas para ello, pero de la inhumana cárcel en que le arrojaron sus hermanos de religión, se escapó.

Hortensia López Almán

Bibliografía consultada

Efrén de la Madre de Dios y Steggink, O. Tiempo y vida de san Juan de la Cruz. Madrid, BAC,   1992.

Edición crítica preparada por Lucinio Ruano de la Iglesia. San Juan de la Cruz, doctor de la Iglesia. Obras completas. Madrid, BAC, 1989.

Wikipedia La enciclopedia libre (2024, julio) https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_de_la_Cruz

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